sábado, 27 de octubre de 2007

Vale el intento

La señal
Ricardo Darín y Martín Hodara
Argentina, 2007
Género: policial negro

Con la muerte de Eduardo Mignona, el creador de la novela y del proyecto cinematográfico de La señal, Ricardo Darín decide continuar con la película y pasar, también, al otro lado de la cámara.

Diego Peretti y Darín son dos de las figuras más consagradas del cine argentino. Verlos juntos en una película de cine negro ambientada en los años ’50 (valga decir: con una increíble y coherente estética) es sorprendente.

Pibe Corvalán es un hombre más “cascoteado por la vida”, como asegura Darín en una entrevista con La nación. En cambio, Santana (personaje interpretado por Diego Peretti) tiene más fe en el futuro. Ambos se toman su trabajo de detectives de manera distinta: Santana lo ve como un trabajo más, proveedor del dinero para vivir. En cambio, Darín está desconforme con su labor de detective mediocre que lo único que hace es seguir a maridos o esposas infieles.

Esa diferencia hará que ambos tomen, a mitad de la película, un camino diferente. Darín se deja engatusar por una bella mujer misteriosa (Julieta Díaz) que lo llevará a la perdición (elemento claro del cine negro). Esta mujer, aparece frente a Darín con más información de la que él cree que sabe. Ella conoce cada detalle y tiene todo fríamente calculado. Lo engaña. Y Darín queda muy mal parado dejándose vencer por una mujer mucho más inteligente que él.

La señal tiene varios elementos del cine negro clásico. En primer lugar, la estética. Una paleta de colores muy oscura y sombría, con uso de contraluz. Casi todas las escenas importantes se dan en la noche. Por otro lado, se ve un claro pesimismo en la sociedad, por el contexto de la muerte de Evita Perón, idolatrada por unos cuantos.

Aquella mujer que aparecía en El halcón maltés como un ser extremadamente complejo y engañoso, la femme fatal, se encuentra, también en La señal. Si se compara a Darín con Bogart, se puede decir que Bogart sale muy bien parado y Darín todo lo contrario. Bogart es inteligente, tiene cancha en su labor como detective. Siempre, en todo momento sabe que la mujer esconde algo y lo está engañando. Esa mujer no puede vencerlo. En cambio, Darín actúa como un tonto e ingenuo. Parece que en esta película argentina se le diera más cabida a la mujer, quizá sea cuestión de épocas de la filmación.

El bien y el mal, sí, están ambiguos: como en el cine negro. Pero este aspecto se da en La señal únicamente “tomado de alfileres”. Ya que la película es bastante predecible. Desde un principio está claro dónde está el bien y dónde está el mal. No es lo que pasaba en el Halcón Maltés que hay unos cuantos personajes, bien profundizados (no como aquí), que hacen dudar al espectador hasta último momento. Incluso Bogart.

Como muchos ya dijeron, La señal tiene una buena estética, buena música y buena fotografía. Pero no alcanza: hay gusto a poco. La historia no es convincente y es demasiado predecible para una película de “misterio”. No hay un buen tratamiento de los personajes: todo parece muy superficial y a la ligera.