domingo, 4 de noviembre de 2007

El arte de Kim Ki-duk


Parece que el castigo se convirtió en descubrimiento. Y qué descubrimiento. Kim Ki-duk, el surcoreano vanguardista y experimental cineasta, tiene la capacidad de dejar al espectador con los ojos bien abiertos. Desencadenamientos y finales impredecibles: nada mejor que eso.

Las tres películas (Primavera, verano, otoño, invierno… y otra vez primavera, Hierro 3 y El tiempo) son bien distintas. Primavera, verano… refleja las diferencias culturales. Muestra un mundo extraño a Occidente. Pero también muestra que a esa paz y tranquilidad, hábitos adquiridos por la educación oriental, puede perturbarse con el mundo civilizado. La sociedad civilizada pervierte al ser humano. Algo así como lo que decía Russeau: el hombre es bueno por naturaleza.

Con respecto a Hierro 3 debo destacar la excelencia en todo aspecto. La música llena cada escena de perfección absoluta. La expresividad en los rostros mudos de los protagonistas también es genial. Es ingeniosa, original y, sobre todo, tierna. Una buena idea plasmada con mucha creatividad. Este drama romántico, y además con final feliz e impredecible, demuestra que no todas las películas románticas tienen por qué ser cursis.

Ahora El tiempo, la que se encuentra más fresca en mi memoria. Impresionante. Resulta que le conté a un amigo de qué trataba y me dijo: “¿Estás segura que no era una de Tom Cruise o Denzel Washintong?”. Ahí noté que la historia, contada de otra forma, podría haber sido una película del montón. Hasta parecía superficial que una chica se hiciera una cirugía estética para cambiarse la cara porque teme que a su novio no le guste. Pero la película es mucho más que eso. Es el escalofriante tiempo. Ya al saber el título del film supuse que sería un drama morboso. Y así lo fue. Morboso, como el tiempo.