domingo, 4 de noviembre de 2007

La sociedad para Scorsese

Taxi driver
Martin Scorsese
Estados Unidos, 1976
Género: drama

Después de hora
Martin Scorsese
Estados Unidos, 1985
Género: drama


Martin Scorsese muestra una visión crítica de la sociedad neoyorquina de los 70 con Taxi driver. Como lo dice el personaje de Robert de Niro: las calles de New York están llenas de basura. En esta película se perciben prejuicios, racismo y mucha intolerancia. La prostitución, las diferentes etnias y los homosexuales son, para el taxista demente, la basura de las calles neoyorquinas.

Algo bastante irónico es que, el resto de los taxistas compañeros de de Niro, aparentemente cuerdos, piensan como él y tienen los mismos prejuicios. La única diferencia es que no llegan a cometer el crimen para plasmar sus ideas intolerantes. Quizá de Niro sí lo haya cometido por su experiencia de Vietnam: acción rápida y sin pensamiento.

Scorsese muestra que no sólo un demente veterano de Vietnam puede pensar así. Es toda la sociedad la que funciona mal. También la política. Ya en un principio, el dueño de la empresa de taxis le pregunta a de Niro: “¿Llevas a negros, prostitutas, etc?” Y de Niro responde que sí. Era de los pocos que se metían por lugares “peligrosos” de la ciudad.

Sus compañeros de trabajo se burlan de él por esto. Y hasta lo miran asombrados. Piensan que necesita dinero y no le interesan sus condiciones laborales a cambio de algún centavo. Pero la verdad es que no puede dormir. Y hace cualquier cosa para matar el tiempo y salir del infierno del recuerdo del horror.

Se puede decir que es la sociedad la que lo pervierte. Un compañero le ofrece el teléfono de un vendedor ilegal de armas. Otro señor le cuenta que va a matar a su esposa por haberlo engañado, etc.

La sociedad arruina al ser humano. La masa lleva a la perdición. También la guerra y la política. Esa es la visión que plantea Scorsese en Taxi driver.

En After hour la sociedad arruina a un ser humano corriente, trabajador y tranquilo. Hay un desquite arbitrario de la sociedad de Soho.

En todo momento el protagonista actúa de buena fe. Y todos sus actos benévolos lo llevan a meterse, cada vez más, en problemas. Como dice el empleado de uno de los cafés, a la madrugada: “Después de hora las reglas de juego cambian” (o algo así). Y justamente es eso lo que pasa en esta película. Es una historia retorcida e irónica en la que todos los actos buenos parecen malos y causan cada vez más problemas para el protagonista.

Provoca que el espectador desee que el protagonista actúe de mala fe porque sabe que, de lo contrario, estará en problemas. Que no vuelva a la casa de la suicida a devolverle su escultura, que no vuelva a la casa de la mesera con peinado raro. Pero él, como bueno hombre, regresa y cae, una vez más.